La última vez que un presidente declaró la ley marcial fue en 1980, durante un levantamiento nacional encabezado por estudiantes y sindicatos. Esta es una medida que no se utiliza con frecuencia, pero que tiene un gran impacto en la sociedad.
En el anuncio sorpresa, el presidente citó una moción del opositor Partido Democrático, que tiene mayoría en el parlamento. Esto ha generado un gran conflicto entre el gobierno y el opositor.
Después de la declaración del presidente, los legisladores de Corea del Sur votaron para bloquear el decreto de la ley marcial. 190 de los 300 miembros del parlamento votaron para revocar la medida. Sin embargo, no quedó claro de inmediato qué efecto tendría la votación.
El presidente de la Asamblea Nacional, Woo Won-sik, calificó de “inválido” el anuncio del presidente tras la votación unánime y le pidió que “levante de inmediato” las medidas de emergencia. Los ciudadanos también se mostraron en contra de la medida, gritando “¡Viva la República de Corea!” y “¡Yoon Suk-yeol, dimita!”.
El presidente describió la ley marcial como una medida necesaria para erradicar a las “desvergonzadas fuerzas antiestatales pro-Corea del Norte”. Justificó la decisión como esencial para proteger las libertades y la seguridad del pueblo, garantizar la sostenibilidad del país y transmitir una nación estable a las generaciones futuras.
Sin embargo, muchos se oponen a esta justificación, argumentando que la ley marcial puede causar más daños que beneficios. También se han expresado preocupaciones sobre la restricción de las libertades civiles.
El decreto militar prohíbe todas las actividades políticas y parlamentarias y permite arrestos sin orden judicial. Esto ha generado un gran temor entre la población, ya que se sienten amenazados por la restricción de sus derechos.
Además, las personas que violan el decreto pueden ser arrestadas o allanadas sin necesidad de una orden judicial. Esto ha generado un clima de incertidumbre en la sociedad y ha provocado la desconfianza hacia el gobierno.
Yoon, que representa al conservador Partido del Poder Popular, ha sido presidente de Corea del Sur desde 2022. Ganó las elecciones por un margen muy estrecho, adelantándose a su rival Lee por menos de un punto porcentual.
Antes de ser presidente, Yoon pasó 27 años como fiscal. Desde que asumió el cargo, se ha enfrentado a una serie de desafíos, incluyendo la amenaza permanente de Corea del Norte y las crecientes tensiones con Estados Unidos y China.
Yoon ha adoptado una postura dura con Corea del Norte, criticando el enfoque pacífico de su predecesor Moon Jae-in. También ha prometido reforzar el ejército de Corea del Sur y ha insinuado que lanzaría un ataque preventivo si veía señales de un lanzamiento ofensivo.
Sin embargo, sus índices de popularidad han caído en picada debido a una serie de escándalos y controversias. Hasta el momento, cientos de miles de personas han pedido su destitución.