Silmax Macre, directora Nacional de Educación Comunitaria y Padres de Familia, destacó la importancia de este taller. Considera que es una experiencia significativa para los padres, quienes han reconocido que el mejor regalo es su familia. Los padres han manifestado que el programa busca que padres e hijos compartan momentos de calidad, reflexionando sobre el año 2024 y proyectando el 2025 con optimismo.
Además, se ha extendido el programa a modalidad virtual en seis regiones: Herrera, Chiriquí, Veraguas, Coclé, Darién y Los Santos. Los padres deben enviar una fotografía del desarrollo del taller junto a sus hijos al maestro o docente consejero del centro. Esto promueve el fortalecimiento de los vínculos afectivos a través de dinámicas participativas.
Los padres han aprendido a valorar la importancia de la familia y han adquirido herramientas para mejorar la comunicación y la relación con sus hijos. Esto no solo beneficiará a las familias individuales, sino también a la comunidad en general.
El programa ha demostrado que es posible fortalecer los lazos familiares a través de la educación. Al involucrar a los padres en el proceso educativo, se está creando un entorno más saludable y productivo para los niños.
Además, al involucrar a los padres en el proceso educativo, se está fomentando un sentido de responsabilidad y compromiso. Los padres se sienten más involucrados en la educación de sus hijos y están dispuestos a trabajar en conjunto con la escuela para lograr mejores resultados.
Finalmente, el programa es una muestra de la importancia de la educación en la vida de las personas. Al involucrar a los padres, se está reconociendo que la educación no es solo la responsabilidad de la escuela, sino también de la familia.
Por ejemplo, se puede llenar el entorno con objetos estimulantes, como juguetes educativos y libros. También es importante brindar una atención plena y amorosa a los hijos, ya que esto ayuda a fomentar su confianza y seguridad, lo que a su vez beneficia su desarrollo cognitivo.
Los padres pueden crear un entorno de juego en casa, utilizando objetos comunes como cajas, papel y tijeras. También pueden jugar juegos de memoria, puzzles y tableros de ajedrez con sus hijos. Estas actividades no solo son divertidas, sino que también ayudan a fomentar habilidades como la atención, la memoria y la resolución de problemas.
Al leer juntos con los hijos, los padres pueden fomentar el desarrollo cerebral y sentar las bases para el aprendizaje y el éxito de por vida. También puede ayudar a los hijos a desarrollar una pasión por la lectura y a mejorar sus habilidades de lectura y comprensión. Al ayudar con las tareas, los padres pueden fomentar la autonomía y la responsabilidad de los hijos, mientras que la participación en eventos escolares les permite conocer mejor el entorno escolar y establecer relaciones con los maestros y otros padres.
En esta receta de pan dulce, utilizamos 1 kg de harina 0000, una generosa cantidad de 100 gr de manteca, 4 huevos frescos, 250 gr de azúcar refinado, 1 taza de leche tibia, ½ taza de agua tibia, 50 gr de levadura fresca, 2 cucharadas de miel, la ralladura de ½ limón para dar un toque cítrico y una nota fresca, la ralladura de ½ naranja para añadir un sabor tropical, 1 cucharada grande de esencia de vainilla que da un aroma irresistible y 800 gr de frutas secas para dar un toque crujiente y dulce.
Estos ingredientes se combinan de manera magnífica para crear un pan dulce que será el centro de atención en cualquier reunión o momento de descanso. Cada ingrediente juega un papel importante en la textura y el sabor final del pan, y juntos forman un pastel que es nada menos que delicioso.
Primero, ponemos en un bowl grande la harina y hacemos un hueco en el centro. Luego, agregamos el azúcar, la manteca blanda que se derrite en nuestros dedos, los huevos frescos que dan un toque de espesor y un sabor intenso, la miel que nos brinda un dulzor suave, las ralladuras de limón y naranja que añaden un toque de frescura y un aroma irresistible, y la esencia de vainilla que nos transporta a un mundo de sabores.
Aparte, disolvemos la levadura en el agua tibia para activarla y luego la colocamos en el hueco de la harina. Con un tenedor, integramos todo hasta que se forme una masa homogénea. Una vez unida, agregamos la leche tibia que nos da un toque de suavidad y un sabor lacteo. Luego, amasamos la masa hasta que tome una consistencia lisa y elástica. Si la masa queda muy pegajosa, espolvoreamos con harina, golpeamos contra la mesa y amasamos un poco más.
Después, ponemos la masa en un bowl, la tapamos con una bolsa plástica para que no se sequee y por encima colocamos un repasador para que la masa se expanda uniformemente. Dejamos que la masa levante durante un tiempo para que se vuelva esponjosa y tierna. Una vez que levó, retiramos del recipiente, estiramos un poco y incorporamos la fruta bien picada. Amasamos hasta que se distribuya uniformemente por la masa.
Luego, dividimos la masa en tres bollos. Si es pan dulce genovés, damos forma redonda y lo colocamos en una asadera enmantecada. Si es milanés, damos forma de bollo a la masa y la colocamos en el molde hasta la mitad. En ambos formatos, dejamos que levanten nuevamente y los tapamos para que sigan creciendo.
Antes de hornear, pincelamos el pan con huevo batido para darle un brillo dorado y un sabor rico. Luego, lo llevamos al horno a fuego medio durante 45 a 60 minutos, dependiendo de la temperatura y el tamaño del pan. Cuando salga del horno, tendremos un pan dulce hermoso y delicioso que merece un lugar en tu mesa.
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