Su madurez y habilidades se han destacado en el campo. David Cobeño, secretario técnico del Rayo Vallecano, destaca su madurez: «Es muy educado. Desde el primer día se ganó el cariño de los jugadores del primer equipo. Da la sensación de que no le pesa el apellido, él lo sabe llevar muy bien y está orgulloso de lo que representó su padre». Además, es rápido y posee recursos técnicos que lo hacen un jugador moderno. Se sacrifica en beneficio del equipo y es muy efectivo en la primera presión adelantada. Si tuviera que compararlo con alguien, sería con Morata, por su facilidad de moverse en varias posiciones y jugar al espacio. Es más dinámico que Joselu.
Su contrato con el Rayo dura hasta junio y en el pasado curso destacó como goleador del Unión Collado Villalba, de Tercera Federación. Su entrenador entonces, David Bohega, valora su polivalencia: «Es rápido, remata fenomenal de cabeza y va bien con ambas piernas. Es muy completo. En la pasada temporada, con el Collado Villalba, marcó 15 goles y fue el autor del tanto con el que derrotamos al Real Madrid y logramos la permanencia. Ese gol fue muy especial para él».
Su madurez y determinación se reflejan en estas palabras. Sabía que tenía que seguir los pasos de su padre y trabajar arduamente para alcanzar sus metas. Su objetivo es ser mejor que Samuel y seguir haciendo historia en el fútbol.
Su dedicación al fútbol es evidente. Siempre está dispuesto a trabajar duro y mejorar sus habilidades. Su competitividad es otra de sus virtudes, como destaca Silvia Díaz, gestora del Unión Collado Villalba: «Es muy exigente consigo mismo. A mí me tenía frita todos los días, me llamaba para que le abriera las puertas del campo para entrenarse fuera de hora, al margen del equipo. El pasado 13 de octubre vino a jugar aquí con el Rayo B, la gente de la grada le ovacionaba. Al final del partido ganamos nosotros por 2-1 y él se cogió un enfadado monumental. Es un chico muy respetuoso, tiene un feeling especial para contactar rápidamente con la gente».
El partido, que estaba marcado por un empate sin goles, se detuvo en ese momento mientras el VAR revisaba una acción para determinar la legalidad del gol del argentino Lautaro Martínez. El entrenador del Inter, Simone Inzaghi, fue el primero en pedir auxilio y los jugadores se unieron rápidamente a pedir la intervención médica.
El estadio, que sufrió la triste pérdida de su capitán Davide Astori en 2018 por una patología cardiovascular, quedó en un absoluto silencio. Los jugadores del Fiorentina, especialmente impactados, entraron en los vestuarios con lágrimas en los ojos, mientras que jugadores como Federico Dimarco o Nicolo Barella del Inter ayudaron en lo posible a las asistencias médicas para acelerar el proceso de traslado de Bove.
Esta tragedia ha puesto de manifiesto la importancia de la atención médica en los momentos cruciales y la solidaridad de los jugadores. El estadio se ha convertido en un lugar de dolor y esperanza, esperando las noticias sobre la salud del jugador.
El mundo del fútbol se ha unido en solidaridad con Bove y sus familiares, esperando una pronta recuperación. Esta es una lección importante para todos sobre la importancia de la salud y la seguridad en el deporte.