Este contrato se convirtió en un tema de debate, ya que se daba cuenta de que podía tener consecuencias significativas para la gestión financiera de la televisión pública. Sin embargo, en aquel momento, no se sospechaba la magnitud de los problemas que se iban a presentar en los años venideros.
La prórroga del contrato no resolvió los problemas existentes, sino que solo pospuso la confrontación con las cuestiones de gestión y uso de recursos. A medida que pasaban los meses, se comenzaron a dar señales de que algo no estaba en orden en la gestión de RTVE.
Se observaron gastos importantes en dietas y viajes, como en el Festival de Cine de San Sebastián, los Premios Grammy, las elecciones del 23-J, la erupción del volcán de La Palma, la guerra de Ucrania y el Benidorm Fest. Estos gastos ascendieron a un total de 1.621.534 euros, lo que representó un importante sobrecoste para la Corporación Pública.
Como resultado, se decidió actuar con un contrato negociado sin publicidad para servicios, desde el 15 de julio de 2023, paralelo a la licitación del nuevo contrato. Estos nuevos expedientes fueron rechazados, lo que dejó a RTVE sin un contrato de viajes válido.
Según la Asesoría Jurídica de la Corporación Pública, el pago del exceso de gasto obedecía a una contraprestación prestada al margen de los procedimientos regulados. Esto generó una discusión sobre la legalidad y la gestión de los contratos en RTVE.
Además, se utilizó una tarjeta de crédito habilitada para esos gastos, pero que no estaba ajustada a ningún contrato. Esto se consideró un procedimiento absolutamente irregular y se intentó validar con la aprobación del Consejo de Administración.
Además, en la revisión de gastos realizada por el Comité de Auditoría de RTVE, se descubrieron otros más de 100.000 euros facturados sin contrato. Esta situación ha generado una gran preocupación y ha llevado a una revisión profunda de la gestión de RTVE.
Reid comienza expresando su agradecimiento. A EL MUNDO, al jurado del premio, a su familia -incluyendo a su esposa y hija que están presentes- que han soportado su necesidad de escribir libros y su adicción al trabajo periodístico. También agradece a los periodistas españoles, ya que, como cualquier corresponsal, depende mucho del esfuerzo y conocimientos de sus colegas locales. Pero sobre todo, siente un agradecimiento profundo por España, que lo ha acogido durante diferentes etapas de su vida y que ha acogido el libro que tuvo el coraje de escribir sobre él.
Leonard Cohen, en su discurso de aceptación del premio Príncipe de Asturias, afirmó que España le permitió encontrar una voz propia. Reid podría decir lo mismo: sus visitas a España en la juventud sembraron una semilla que lo llevó a pasar gran parte de su vida profesional trabajando sobre América Latina. Estos viajes le expusieron a una cultura distinta a la suya y le ayudaron a crecer como persona. No es un agradecimiento formal, sino algo más profundo en su corazón.
En 1982, cuando Reid comenzó como corresponsal en Lima, caminaba con sus artículos por el centro de la ciudad hasta la oficina de Reuters y los entregaba al operador de telex para enviarlos. Pasaba frente al Hotel Maury, donde un siglo antes el corresponsal del New York World escribía sus despachos sobre la Guerra del Pacifico. Aunque el proceso ha cambiado radicalmente en los últimos 20 años, el periodismo sigue siendo esencial.
La forma en que la gente se comunica y se informa ha cambiado significativamente. Los medios tradicionales han sido desplazados, al menos en parte, por los algoritmos, y hay mucho ruido. Sin embargo, el periodismo profesional se ha vuelto más difícil, pero es más necesario que nunca. Reid cree firmemente que todavía hay una demanda ciudadana por el buen periodismo, la tarea de averiguar y contar los hechos, analizarlos y luego dar una opinión sobre ellos, y obligar al poder a rendir cuentas a la ciudadanía. Esa es nuestra función, y la salud de las democracias depende en gran medida de ella. Hay una gran diferencia entre intentar acercarse a la verdad con honestidad y intentar engañar a la gente con mentiras conscientes. Reid tiene fe de que pronto ese trabajo honesto será plenamente reconocido.