En un encuentro que ha dejado huella en el baloncesto escolar californiano, Mesrobian derrotó a Waverly por un marcador de 119 a 25. La victoria aplastante no fue lo más llamativo del partido; lo verdaderamente sorprendente fue la actuación de los hermanos Khatchikian, quienes establecieron nuevos récords en anotación y asistencias. Nick Khatchikian se destacó con una impresionante marca de 102 puntos, mientras que su hermano Dylan logró un triple-doble espectacular sin anotar ni un solo punto. Estas hazañas han capturado la atención de figuras como LeBron James, quien expresó su deseo de ver la grabación del juego.
Nick Khatchikian, jugador de Mesrobian, protagonizó uno de los partidos más memorables de la historia del baloncesto escolar californiano. Este atleta de 1,88 metros de estatura consiguió acumular 102 puntos en tan solo 22 minutos sobre la cancha. Su efectividad fue extraordinaria, logrando 48 de 60 tiros de campo y 3 triples de 6 intentos. Ya en el primer cuarto, Nick había conseguido 38 puntos, y al descanso, había alcanzado los 79, convirtiéndose en el único responsable de todos los tantos de su equipo hasta ese momento. Esta actuación le permitió superar el récord anterior de 100 puntos establecido por Tigran Grigoryan durante la temporada 2003-04. Curiosamente, Grigoryan ahora es asistente en el programa de esta misma escuela secundaria.
Mientras Nick brillaba en la anotación, su hermano Dylan demostraba su dominio en otras áreas del juego. En un gesto de auténtico compañerismo, Dylan optó por no lanzar ni un solo tiro a canasta y se enfocó en repartir asistencias, rebotes y robos de balón. Con 35 asistencias, 15 robos y 13 rebotes, Dylan completó un triple-doble excepcional. Sus 35 pases de canasta en 28 minutos rompieron el récord previo de Josh Arruejo, quien había repartido 31 balones en un solo partido en 2019. Además, igualaron el máximo nacional establecido por Andre Colbert en 1987 en Nueva York. Entre ambos hermanos, solo perdieron dos balones durante todo el encuentro.
Las actuaciones de los hermanos Khatchikian no pasaron desapercibidas para las figuras del baloncesto profesional. LeBron James, reconocido jugador de la NBA, mostró gran interés en el partido y expresó su deseo de ver la grabación. Las hazañas de Nick y Dylan son comparables a otros grandes momentos en la historia del baloncesto escolar, como los 101 puntos que Lisa Leslie anotó en 1990 en apenas 16 minutos con un 37 de 56 en tiros de campo. Este encuentro quedará grabado en la memoria como uno de los más destacados en la historia del deporte californiano.
María Fasce, reconocida escritora argentina, explora en su obra más reciente la frontera entre lo real y lo imaginario. A través de un proceso creativo que combina sueños lúcidos y reflexiones sobre el pasado, Fasce ha creado una novela que desafía las convenciones del género policial y ofrece una profunda exploración psicológica. En El final del bosque, la autora aborda temas como la memoria, la locura y los secretos familiares, creando una narración que oscila entre lo verosímil y lo insólito.
La novela surgió de un sueño inquietante que Fasce tuvo durante el confinamiento de 2020, donde los personajes y escenarios se entremezclan con sus propias experiencias personales. La trama gira en torno a una misteriosa figura encontrada en el bosque, sirviendo como catalizador para desenterrar los traumas y conflictos internos de los protagonistas. Este relato no solo es una exploración de la intriga familiar, sino también una meditación sobre cómo la realidad puede ser alterada por la percepción subjetiva.
El proceso creativo detrás de El final del bosque comenzó con un sueño lúcido que dejó a Fasce intrigada. Este episodio nocturno proporcionó el escenario y los personajes principales, pero fue la capacidad de la autora para tejer estos elementos con su propia historia personal lo que dio forma a la novela. Al despertar, Fasce sintió la urgencia de plasmar en papel lo que había experimentado, consciente de que este material tenía el potencial de convertirse en algo más que un simple relato.
El bosque que aparece en el sueño simboliza tanto el paisaje de la infancia de Fasce como un espacio metafórico donde los recuerdos y los temores pueden manifestarse libremente. La presencia de un hombre tendido en el barro se convierte en el punto de partida para explorar las dinámicas familiares y los silencios acumulados a lo largo de los años. Fasce destaca que, a diferencia de otras historias que parten de hechos reales, esta vez fue el subconsciente el que dictó el rumbo de la trama. Al incorporar citas de autores como Alfonsina Storni y Jorge Luis Borges, Fasce enriquece su narrativa sin sobrecargarla, logrando un equilibrio entre homenaje y originalidad.
Una de las características más notables de El final del bosque es cómo desafía las fronteras entre la realidad y la ficción. La protagonista, Lola, es una mujer que ha atravesado una compleja relación con la locura y cuyo testimonio resulta poco fiable. Esta ambigüedad permite a Fasce explorar los límites de la percepción y la verdad, ofreciendo al lector una experiencia que es tanto intelectual como emocional. La autora utiliza la locura no como un mero recurso dramático, sino como una herramienta para cuestionar la noción misma de realidad.
Fasce se inspira en figuras literarias como Patricia Highsmith y David Lynch, quienes han sabido jugar con la tensión entre lo ordinario y lo extraordinario. En El final del bosque, los delirios y alucinaciones de Lola no son simplemente síntomas de una enfermedad mental; son manifestaciones de una visión del mundo que desafía las estructuras convencionales. La autora argumenta que la ficción, al acelerar y transformar la realidad, puede ofrecer una perspectiva más lúcida y liberadora. A través de este lente, Fasce examina temas como el estigma de la histeria y las "verdades viscerales" que residen en el cuerpo y la mente. El resultado es una novela que invita al lector a cuestionar lo que considera real y a sumergirse en un universo donde todo es posible.