En un mundo donde las tendencias culinarias cambian rápidamente, el chef Alex Pirla nos invita a reflexionar sobre los beneficios de la cocina tradicional. A través de su experiencia en la gastronomía plant-based y su labor docente, Pirla aboga por la recuperación de recetas heredadas de generaciones pasadas, adaptándolas a los tiempos modernos. Este enfoque no solo busca preservar la cultura culinaria, sino también promover una alimentación más equilibrada y respetuosa con el medio ambiente.
El cambio en los hábitos alimenticios ha sido notable en las últimas décadas. Mientras que nuestras abuelas disfrutaban de platos ricos en legumbres y vegetales, hoy consumimos cinco veces más carne que antes. Esta transformación ha llevado a un descuido de alimentos esenciales como las legumbres, que han pasado de ser protagonistas a tener un papel secundario en nuestra dieta. Ante esta realidad, Pirla propone devolverle alimento saludable y sostenible a nuestra mesa, incorporando ingredientes innovadores que respeten la esencia de los platos clásicos.
Uno de los principales desafíos que enfrentamos es el excesivo consumo de carnes rojas y procesadas. Según Pirla, este aumento puede tener consecuencias negativas para nuestra salud. Para contrarrestar esta tendencia, sugiere optar por alternativas vegetales que ofrezcan sabores deliciosos sin comprometer nuestro bienestar. Además, recomienda reintegrar las legumbres a nuestra dieta semanal, destacando sus múltiples beneficios nutricionales.
Las técnicas de cocción tradicionales juegan un papel fundamental en este proceso. El chef enfatiza la importancia de guisar, asar o cocer, métodos que realzan los sabores naturales de los alimentos y promueven una preparación más saludable. Estas prácticas no solo evocan recuerdos nostálgicos, sino que también nos permiten reconectar con nuestras raíces culinarias.
Pero lo más importante es que comer saludable no tiene por qué ser una tarea aburrida ni complicada. Pirla nos invita a explorar nuevas opciones que nos permitan disfrutar de versiones más nutritivas de nuestros platos favoritos. Al combinar ingredientes frescos y de temporada con técnicas tradicionales, podemos crear comidas que honren nuestra herencia culinaria mientras cuidamos de nuestra salud y el planeta.
La tarta de San Marcos se destaca como una de las preparaciones más emblemáticas de la repostería española. Este postre, perfecto para celebraciones familiares y cumpleaños, combina un bizcocho genovés bañado en almíbar casero, relleno de nata montada y cubierto con una crema pastelera tostada. Aunque es un proceso laborioso, el resultado final vale cada esfuerzo. También se puede adquirir en pastelerías locales o grandes supermercados, donde mantiene su autenticidad y sabor tradicional.
El primer paso para crear esta tarta consiste en preparar el bizcocho genovés y el almíbar. Para el bizcocho, se mezclan huevos y azúcar hasta obtener una masa esponjosa que luego se integra gradualmente con harina tamizada. Se hornea a 180°C durante unos minutos hasta que esté dorado. Mientras tanto, el almíbar se prepara hirviendo agua, azúcar y zumo de limón, lo cual se reserva para ser usado en el montaje final.
La elaboración del bizcocho requiere paciencia y precisión. Los ingredientes deben incorporarse cuidadosamente para mantener la textura aireada. Una vez horneado, el bizcocho debe enfriarse completamente antes de cortarlo en capas. El almíbar, por otro lado, se prepara en una olla pequeña, llevándolo a ebullición y cocinándolo durante diez minutos a fuego lento. Este almíbar no solo agrega dulzura, sino que también ayuda a mantener el bizcocho jugoso y fresco durante varios días.
Una vez que el bizcocho y el almíbar están listos, el siguiente paso implica la preparación de la nata montada y la crema pastelera. La nata se bate hasta alcanzar una textura firme y se le añade azúcar glas para darle sabor. La crema pastelera, en cambio, se hace combinando huevos con agua y mezclándolos con azúcar y maicena. Esta mezcla se cocina a fuego lento hasta que espese, asegurándose de que quede sin grumos.
Para la nata montada, es crucial mantener los utensilios fríos para lograr una textura óptima. Después de batir la nata hasta que esté firme, se le añade el azúcar glas en tandas para evitar que se hunda. La crema pastelera es igualmente importante y se prepara con cuidado para evitar grumos. Se mezclan los huevos con agua y luego se agregan los ingredientes secos, revolviendo constantemente mientras se calienta. Cuando la mezcla empieza a espesar, se retira del fuego y se deja enfriar antes de usarla para cubrir la tarta. Finalmente, se monta todo junto, decorando con almendras laminadas y refrigerando antes de servir.