Noticias
Reclamando el Valor del Conocimiento Ancestral: La Lucha de los Pueblos Indígenas por el Reconocimiento y la Compensación
2024-11-01
A pesar de los acuerdos internacionales como el Convenio de Biodiversidad, las desigualdades en el reconocimiento del conocimiento indígena continúan siendo un desafío apremiante. En la COP16 de Cali, se discute la creación de un fondo multilateral para redistribuir los beneficios de la información genética digitalizada, mientras que los líderes de los países amazónicos han formado el grupo G9 para unificar sus demandas y hacer escuchar sus reclamos.
Reivindicando el Valor del Conocimiento Ancestral
Recursos Genéticos: Un Botín Codiciado
Durante décadas, los recursos genéticos de plantas y animales han sido considerados un bien de libre acceso para investigadores y empresas de todo el mundo. Sin embargo, este saqueo sistemático ha dejado a las comunidades indígenas, que han sido los custodios de estos conocimientos ancestrales, sin recibir una justa recompensa. Ahora, en el marco de la COP16, estos pueblos han decidido unir fuerzas para exigir el reconocimiento y la compensación por el valor de sus saberes.La rana Kampô, endémica de la Amazonía, es un claro ejemplo de este desequilibrio. Sus propiedades analgésicas, antibióticas y alucinógenas eran conocidas y utilizadas por los indígenas de la región desde hace mucho tiempo. Sin embargo, empresas de Estados Unidos, Canadá y Japón han desarrollado al menos 11 patentes de productos que no pueden ser fabricados sin el consentimiento de estas comunidades, sin pagarles un solo peso.El Convenio de Biodiversidad: Una Promesa Incumplida
Incluso el Convenio de Biodiversidad (CBD), firmado en 1993 en Río de Janeiro, no logró alterar este panorama. El convenio consideraba los recursos naturales, y en especial la información genética, como un patrimonio de la humanidad que fue explotado sin límites por los países más desarrollados.Fue hasta 2010, en Nagoya, Japón, que se estableció la necesidad de que los investigadores o las empresas negociaran bilateralmente con los países de origen el uso de estos recursos. Sin embargo, lo que no previó Nagoya fue la creación de enormes bancos de datos financiados con fondos estatales en Europa, Japón, Estados Unidos y China, donde se almacena toda la información de las secuencias genéticas digitalizadas. Esto ha permitido que las empresas puedan acceder a esta información sin necesidad de ir al terreno.La Propuesta del Fondo Multilateral
Ante esta situación, se han planteado diferentes propuestas para hacer que las empresas paguen por el uso de la información genética digitalizada (DSI). Una de las más prometedoras es la creación de un fondo multilateral, que permitiría el acceso abierto a la información y la distribución equitativa de los beneficios.Según el profesor Andrew Crawford de la Universidad de los Andes, este tipo de fondo sería una "solución interesante" cuando se trata de acceder sin restricciones a la información y compartir los beneficios. Un ejemplo de ello es lo ocurrido con la pandemia de COVID-19, donde el hecho de que las secuencias genéticas fueran abiertas a todo el mundo facilitó la elaboración de vacunas.Sin embargo, este acuerdo aún está lejos de concretarse, debido a la reticencia de la empresa privada, preocupada por el costo que podría implicar, y de algunos países.La Voz de los Pueblos Indígenas
Los pueblos indígenas de Colombia y de todo el mundo han sido los más afectados por este saqueo de los recursos genéticos. Por ello, han decidido unir fuerzas en el marco de la COP16 para hacer escuchar sus reclamos y exigir una justa parte del botín.Según John López, médico y miembro de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), los pueblos indígenas deben ser tenidos en cuenta en las negociaciones y deben recibir directamente los recursos, sin pasar por el Estado. Además, exigen que quienes utilicen el banco de datos para crear productos dejen un aporte para el cuidado de la biodiversidad.Para ser escuchados, las comunidades autóctonas de todo el mundo se han reunido antes de la COP16 para emitir propuestas concretas a través de delegados de diversos países. Argumentan que las zonas mejor preservadas de la Amazonía y del mundo en materia de biodiversidad, de donde se extrae la mayoría de nuevos conocimientos, son espacios que habitan los indígenas, quienes han sido los verdaderos guardianes de estos recursos.El Reto de la Representación
Más allá de la cuestión financiera, los pueblos indígenas buscan aumentar su participación y representación en las decisiones tomadas en el marco de la COP16. Exigen que su sistema de conocimiento indígena sea valorado, protegido y promovido al mismo nivel que el conocimiento occidental.Según Jorge Villegas, del pueblo Kotíriâ y delegado de la OPIAC, este sistema de conocimiento indígena es el "elemento fundador" del cuidado de la persona y de la naturaleza, y es lo que les ha permitido pervivir en armonía con el entorno. Por ello, solicitan que este conocimiento sea reconocido, protegido y financiado para su revitalización.El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Arturo Luna, reconoce que este conocimiento "vale millones y millones de dólares" y que debe ser adecuadamente legislado a nivel nacional. Sin embargo, admite que aún hay muchos vacíos legales que deben ser cubiertos en este ámbito.El G9 de los Pueblos Indígenas
Mientras se llevan a cabo negociaciones opacas en la zona azul de la COP16, nueve líderes de los diferentes países que comparten la Amazonía han lanzado su propio grupo, el G9, en la zona verde de Cali, dedicada a la sociedad civil.Al estilo del G20, los presidentes de Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Surinam, Guyana y Guayana Francesa han acordado hablar con una sola voz para dar a conocer sus reivindicaciones y hacer escuchar sus reclamos sobre el territorio que protegen, sus recursos y su saber ancestral frente a cualquier interés.Esta iniciativa demuestra la determinación de los pueblos indígenas por hacerse oír y por exigir el reconocimiento y la compensación que merecen por su papel fundamental en la conservación de la biodiversidad mundial.