En la península Ibérica, existen varias regiones donde se pueden apreciar maravillas geológicas formadas por la actividad volcánica. Entre ellas destacan La Garrotxa en Gerona, Campo de Calatrava en Ciudad Real y el Cabo de Gata-Níjar en Almería. Estas zonas ofrecen paisajes únicos que testimonian la fuerza de la naturaleza. Además, en Valencia y Albacete se pueden encontrar rarezas minerales que despiertan la curiosidad científica. Aunque estos volcanes son inofensivos hoy en día, es recomendable tomar precauciones básicas al visitarlos.
El Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa es un tesoro geológico del noreste español. Este territorio cuenta con una de las áreas volcánicas más jóvenes y mejor conservadas de España, con numerosos cráteres y coladas de lava prácticamente intactas. Una ruta circular de 10 kilómetros permite a los visitantes explorar este fascinante paisaje, culminando en el volcán de Santa Margarida, donde se encuentra una ermita románica dentro del cráter.
Este parque ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza y la geología. El itinerario comienza en la Fageda d'en Jordà, un hayedo excepcional por su ubicación y belleza. Luego, los senderistas tienen la oportunidad de visitar el Croscat, el último volcán que entró en erupción hace 11.500 años y el más alto de la región. Esta experiencia permite comprender mejor cómo la actividad volcánica ha modelado el paisaje durante milenios, dejando huellas que aún perduran hasta nuestros días.
En el interior de la península, en la provincia de Ciudad Real, encontramos el Cerro Gordo, un volcán musealizado que invita a los visitantes a explorar su interior. Esta montaña de origen volcánico ha sido transformada en un espacio educativo que revela los secretos de la geología local. Los recorridos guiados permiten observar las excavaciones realizadas por empresas mineras y entender cómo se extraían materiales como la puzolana, utilizada desde tiempos antiguos en la construcción.
Hacia el sur, en Almería, el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar ofrece un espectáculo único donde las playas y acantilados muestran claramente la influencia del vulcanismo. Aquí, los visitantes pueden admirar columnas de basalto emergiendo entre la arena y recorrer la caldera de Majada Redonda, un impresionante cráter volcánico. En Albacete, el pitón de Cancarix sorprende con su corona de columnas verticales y un mineral raro, la armalcolita, descubierto primero en la Luna. Finalmente, en Valencia, el cerro de Agrás guarda una bomba volcánica gigante que testifica la violencia de las erupciones pasadas.
Athina Onassis, única nieta del magnate griego Aristóteles Onassis, ha transitado una vida marcada por la adversidad y el fortalecimiento personal. A sus 40 años, esta heredera ha sabido enfrentar tragedias familiares y conflictos legales con una determinación inquebrantable. Desde su infancia, marcada por la temprana pérdida de su madre, hasta los desafíos en torno a su herencia y relaciones personales, Athina ha encontrado en la hípica un refugio y una pasión que le ha permitido forjar su propio camino. Su historia es un testimonio de cómo, tras las apariencias, se oculta una fuerza interior que supera obstáculos y transforma pruebas en fortaleza.
Nacida en medio de la opulencia, Athina Onassis vivió uno de los momentos más difíciles de su vida cuando perdió a su madre siendo apenas una niña. Criada entre Suiza y Grecia, pronto tuvo que enfrentarse a complejos conflictos legales relacionados con su herencia. A pesar de estos desafíos, encontró en los caballos y la equitación una vía de escape y autodescubrimiento. El salto de obstáculos se convirtió en su gran pasión, llevándola a competir en prestigiosos eventos internacionales. En este mundo ecuestre conoció al jinete brasileño Doda Miranda, con quien contrajo matrimonio en 2005, aunque la relación terminó en 2016 debido a problemas sentimentales. Tras este nuevo golpe, Athina redobló su compromiso con la equitación, creando incluso su propio evento hípico en Saint-Tropez en colaboración con Longines. Su vínculo con España también es significativo, participando en competiciones como el Mediterranean Equestrian Tour y manteniendo amistades cercanas con figuras destacadas del país.
Desde una perspectiva de observador, la historia de Athina Onassis nos enseña que detrás de cada desafío hay una oportunidad para el crecimiento personal. Su capacidad para encontrar refugio en la hípica y transformar sus experiencias en fortaleza es un ejemplo inspirador. Nos recuerda que, independientemente de nuestras circunstancias, siempre podemos encontrar caminos que nos permitan seguir adelante y florecer en lo que realmente nos apasiona. La resiliencia de Athina es un testimonio de cómo las dificultades pueden ser superadas con valentía y determinación.